miércoles, 12 de febrero de 2014

Si realmente te gusta el fútbol tenés que ver esto



Generalmente las películas tienen finales felices. Siempre el bien gana y el mal pierde, la chica que se casa con el chico que se enamora y no con el que la familia quiere, el tren no arranca cuando tiene que arrancar y entonces el chico llega a la estación para convencer a la chica que no se vaya para siempre o el héroe puede desactivar la bomba y salva al planeta entero. Se intenta dejar un mensaje; que nunca hay que bajar los brazos, que siempre hay que luchar hasta el final, que nuestro destino lo escribimos nosotros y etc de frases hechas y trilladas que casi nunca pasan en la realidad. Lo que pasa en la realidad es que el mal siempre gana, la chica se va con el que no ama, el planeta va a explotar y héroe se vende al sistema.
 Aunque en algún rincón hay esperanza. Todavía hay ilusos que creen en esa palabra. De vez en cuando suceden milagros en nuestro mundo. A veces Dios nos guiña el ojo y nos da una buena para nuestro lado. Porque a veces es imposible no creer en Dios, sino ¿de qué otra manera pueden suceder esas cosas? ¿qué explicación puede ser racional? hay veces que las palabras no cumplen su función y el lenguaje no puede traducir lo que nuestros ojos ven.
  En el fútbol suceden milagros. Milagros inexplicables, milagros inesperados (aunque, ¿qué milagro es esperado? si es esperado entonces no sería milagro). Hablando de milagros, la definición de esta palabra dice:

 " Hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino" (Diccionario de la Lengua Española - Vigésima segunda edición).

 Me gusta cuando dice "intervención sobrenatural". Nos damos cuenta cuando decimos "ahí pasó algo, en ese momento pasó algo, no sé qué, pero algo tiene que haber pasado". Quedamos paralizados casi sin entender lo que nuestros ojos acaban de ver, hasta que casi descreemos y decimos y nos decimos "no puede ser,  no pudo haber pasado eso".

  Les voy a mostrar un video en donde se ve un milagro. En la Copa Libertadores del año 2001, Rosario Central chocaba contra el equipo colombiano América de Cali en los cuartos de final. En el partido de ida, Central había ganado uno a cero y tenía que viajar a Colombia para jugar la revancha. El equipo Colombiano desplegó un fútbol impresionante con figuras como Fabián Vargas, Julián Vásquez, Jersson González y Kilian Virviescas hasta que llegó a sacar una ventaja de tres goles a cero. Para colmo de males Rosario Central sufrió la explusión de un jugador faltando quince minutos para el final del partido.
 La situación estaba plantada: el equipo local ganando por un global de tres goles a uno, con toda la confianza del mundo, con un rival casi arrastrándose por la cancha y con la moral por el piso.
  El video:





  La Copa Libertadores es una de las mejores competiciones mundiales para disfrutar (si sos un espectador neutral) o para sufrir como nunca en tu vida (si juega tu equipo). Pero si tu equipo gana una batalla épica como esta es lo más hermoso que te puede pasar. Las palabras no alcanzan. Si estás en el estadio llorás, no podés hablar, no encontras nada,  estás en un estado de éxtasis increíble.
  Seguro que se preguntarán "hey, salieron tres a tres, cómo terminaron los penales?". ¿Realmente piensan que Central podía perder los penales? no había chance de que Central perdiera esos penales, los jugadores tenían un empuje tremendo, la moral se les había ido al techo, sentían la camiseta más que nunca, y los colombianos todo lo contrario, todo lo que antes era viento a favor ahora era el enemigo, la presión era la más fuerte del mundo, los murmullos, los gritos de desesperación que antes eran de aliento porque, claro, se les iba el sueño de pasar a semifinales, se les escapaba de las manos algo que ya estaban tocando porque los colombianos sentían eso, que ya estaban, escuchen a Vargas cuando lo entrevistan, ya estaban pensando en el rival de la siguiente fase y la gente igual. Los colombianos sintieron que les robaron algo que ya era de ellos, lo que pasó no podía pasar, la resurrección canalla era imposible, ellos vieron a los argentinos aniquilados, muertos, pisados, ¿de dónde habían sacado esa energía para en un instante igualar el partido y llevarlo a los penales?
 La verdad es que no puden haberlo hecho solos. Sea Dios, sean los goles de Pizzi, sean los cambios del Patón Bauza o sea el pueblo Canalla alentando desde Argentina, ahí pasó algo sobrenatural.



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 acá los penales pero repito, Central no podía perder esos penales:






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